Translate

jueves, 20 de junio de 2013

Hiriendo sentimientos

          Desde que comencé mis andanzas en Tweeter me di cuenta que por cada opinión que expreso hay alguien que se siente ofendido o en el mejor de los casos, molesto por ello. Lo gracioso es que la mayoría comienza exigiendo respeto y terminan insultando o hasta amenazando físicamente. Entre las muchas ideas que han provocado la pérdida de cientos de seguidores, está la vez que dije que la homosexualidad es más natural que usar ropa. La vez que afirmé que Latinoamérica estaba hundida y sin esperanzas, y que nadie más era culpable que los propios habitantes de la región. Que los mexicanos son como sociedad la más débil, patética, infantil e insegura que he conocido. O que los indígenas llevan demasiado tiempo viviendo de la lástima sin intentar realmente abandonar la miseria.
Entre los muchos pecados que me adjudican están el odiar a todo el mundo, ser racista, xenofóbica (y al mismo tiempo malinchista), [sic]andrógina o misógina según sea el día, e incluso haber cometido algún tipo de falta a la moda por utilizar prendas que no son de temporada... lo sé, ¿qué les puedo decir? soy culpable de éste último cargo. Mis críticas frecuentes al género masculino me han valido recurrentes acusaciones de ser anti-hombres o de odiarlos, lo cual me hace pensar que los hombres son el verdadero sexo débil. Por otro lado y para nivelar las cosas, un grupo de verdaderas brujas amargadas autodenominadas feministas, me acusan de ser un trasvesti o un hombre plagiando fotos. Pero mi preferida es, que según algunos de mis detractores me las he arreglado para ser racista incluso conmigo misma, eso debe contar como un Record Guinness ¿no?

Entre otras cosas, mi bandeja de mensajes directos está llena de adjetivos como asesina, fanática, incivilizada, malcogida, inculta, puta, resentida (con los hombres, la sociedad, dios, etc), estúpida, frígida, ignorante, intolerante. Este último curiosamente lanzado por autodenominados librepensadores, progresistas y liberales, que no dudan en condenarme por mis "ideas de odio". Lo cierto es que no odio nadie, ni a los parias, ni al clero, asesinos, terroristas, ni siquiera a los violadores. Porque el odio es algo que envilece al que odia, los desprecio y aborrezco, eso sí, pero nunca he dicho odiar a alguien.
Mis "tolerantes" detractores sin embargo pasan por alto que por mucho que los ofenda, jamás he deseado que se castigue y mucho menos que se silencie a alguien sólo por sus ideas, no importa qué tan estúpidas y nocivas sean. Porque sé que en cuanto una idea sea prohibida el resto tarde o temprano también lo serán.

Muchos ex-seguidores han dicho que les gustaban mis tweets hasta que critiqué algún tema en particular. Algunos me han acusado de ser de izquierda, otros ser de derecha. Los ilusos y a veces bien intencionados izquierduchos son los más virulentos a la hora llamarme fascista, armados con sus frases de consigna e ideas comprendidas a medias sobre igualdad y equidad. Esos borregos que curiosamente creen no serlo, pero que piensan que uno o varios políticos son la solución a las injusticias del mundo. Casi se los puedo pasar por alto (no sin una mirada de desdén) a esos muchachitos hippiosos y harapientos fácilmente impresionables por profesores y amigos pseudointelectuales. Pero no a aquellos mugrosos adultos que ya deberían tener un criterio robusto, lógico y maduro. La izquierda disfraza con bandera de libertad lo que es en realidad un Caballo de Troya lleno de control, coerción, populismo y nepotismo. Pero este tema es para otro post.

Mis críticos no dejan de abogar por la diversidad de todo, excepto por la única diversidad que importa; la de opinión. O abogar por la tolerancia, siendo estos "progresistas" los primeros hipócritas en demandar censura y restricciones a todas las cosas que consideran negativas, como lo que ven los niños en la TV o convertirse en un cerdo capitalista, ¿les suena?. Son los mismos que bajo el pretexto de la tolerancia (mal aplicada) defienden absurdos como la misoginia y homofobia de muchos religiosos. "Sí, las mujeres son maltratadas en el mundo islámico, pero así es su cultura" me ha dicho más de un idiota.

No puedo negar y agradezco sinceramente todos los mensajes llenos de empatía y apoyo, sin embargo aún esas personas me recomiendan ser más sensible con aquellos que se hacen las víctimas cada que escucha una crítica que no le gusta, o una burla, que por su misma inmadurez les ofende. Pero no se dan cuenta que si más personas dijeran sus opiniones sin maquillajes ni disculpas adelantadas, sin importar quién se sienta ofendido, el mundo mejoraría dramáticamente y además en un tiempo asombrosamente corto. Eso sí, no les voy a mentir, perderían el trato de muchas personas (o seguidores como en mi caso), pero créanme, si alguien es tan débil e infantil para alejarse por lo que ustedes opinan, están mejor sin ellos, no sirven, son un estorbo. La prioridad número uno de cada persona debería el ser honesta consigo misma.

Por eso digo lo que pienso, como lo pienso, sin miramientos aunque muchos débiles de carácter se sientan ofendidos, porque el mundo real es duro, y mientras no lo acepten seguirán por la vida durmiendo en su burbuja de ilusiones.

2 comentarios:

  1. Calidad antes que cantidad aplica incluso en redes sociales Bereniux, imposible coincidir en todo y con todos. Buen post :D

    ResponderEliminar
  2. De acuerdo completamente con:
    1) La libertad de cada quien de decir lo que quiera
    2) Mis sentimientos son mas importantes que los demas

    Por otro lado, es importante recordar, que en este mundo se consiguen mas cosas siendo como el sol, que como el viento del norte ( http://en.wikipedia.org/wiki/The_North_Wind_and_the_Sun )

    Aunque ciertamente, hay veces que dan ganas de dejar a todo el mundo convertido en hielo...

    ResponderEliminar